Desarrollo y Crecimiento, parecidos pero diferentes
- El aspecto económico del Delta
La sustentabilidad del Delta es, sin dudas, un problema económico que debe ser entendido desde la preocupación fundamental de la Economía Política: buscar el bienestar general la sociedad. Esto se contrapone con la versión clásica que afirma que la economía sólo debe encontrar las mejores formas para obtener la máxima ganancia. Para entender mejor lo dicho anteriormente es fundamental que podamos analizar la problemática del Delta, sin perder de vista que, al estar dentro de una realidad económica, está también comprendida en una problemática social. Esto se da porque la economía es una de las tantas dimensiones del gran sistema social (como lo es también lo político, lo cultural o lo educacional, por citar algunos ejemplos).
Cabe destacar, asimismo, que al buscar la mejor manera de explotar las riquezas del Delta y a la vez preservar sus recursos, debemos tener en cuenta su carácter histórico y geográfico. La realidad social y económica está compuesta por una serie de variables y factores que no se comportan siempre de la misma manera. Aplicar sobre el Delta políticas productivas que se han llevado a cabo en otros lugares puede acarrear daños irreparables en este bioma.
Cabe destacar, asimismo, que al buscar la mejor manera de explotar las riquezas del Delta y a la vez preservar sus recursos, debemos tener en cuenta su carácter histórico y geográfico. La realidad social y económica está compuesta por una serie de variables y factores que no se comportan siempre de la misma manera. Aplicar sobre el Delta políticas productivas que se han llevado a cabo en otros lugares puede acarrear daños irreparables en este bioma.
El biólogo Roberto Bó, docente e investigador al frente del Laboratorio de Ecología Regional de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, afirma que los humedales tienen condiciones hidrológicas particulares. El Delta se diferencia de cualquier ecosistema netamente acuático, tanto desde el punto de vista estructural, como desde el funcional. Asimismo, los suelos de los humedales son suelos hídricos, diferentes de los terrestres que los rodean, dado que a estos últimos el agua los alimenta pero no afecta directamente a los seres vivos que crecen en la superficie. Además, dentro del mismo Delta existen grandes diferencias geomorfológicas, es decir, tienen historias diferentes, unas más jóvenes que otras. Asimismo, el régimen hidrológico es muy diverso. Hay zonas afectadas por el Paraná, otras por las sudestadas del Río de la Plata, otras por la combinación del Uruguay, del Gualeguay y del Río de la Plata, otros por grandes lluvias.
Hay un riesgo enorme en considerar al Delta similar a otros sistemas como el pampeano. Una tecnología de producción desarrollada para un sistema terrestre como La Pampa no necesariamente tendría que ser factible al ser aplicado en el Delta. Analizar y comprender estas particularidades es necesario para definir las decisiones políticas que son las que determinan el tipo de intervención que se realiza sobre ese macrosistema. Entre otras cosas, sirve para establecer si la propia producción es realmente sustentable.
- ¿Crecimiento económico o desarrollo sustentable?
Todo crecimiento económico, ya sea global o de algún sector, no siempre es positivo para la sociedad porque no hace necesariamente referencia al desarrollo. El funcionamiento del crecimiento permite que algunas actividades se incrementen a la luz de ciertas catástrofes, ya sean terremotos, huracanes, epidemias, etc. El desarrollo, en cambio, incluye cambios en la distribución del Producto Bruto Interno y de la estructura económica. A su vez, estas modificaciones implican una mejora del bienestar material de los sectores más pobre de la población y un equilibrio entre los sectores primarios, secundarios y terciarios en la participación del PBI. Además, implica una mejora del nivel y calidad de la educación y formación de la población obrera que tenga como resultado que el país sea capaz de originar avances tecnológicos.
Sin embargo, en la actualidad, los proyectos productivos desconocen totalmente las particularidades de los humedales, las preocupaciones en la provincia pasan muy lejos de la problemática del Delta. Llevadas a cabo bajo una perspectiva de crecimiento económico, las políticas apuntan a la destrucción del humedal en el largo plazo. Asimismo, el crecimiento económico con su particular forma de medir el mundo (el PBI) no tienen en cuenta todas las actividades económicas, sólo aquellas que originan transacciones monetarias. Se cree que como muchas de las riquezas del Delta no pueden ser monetizadas, no se tratan de producciones válidas. Pero, ¿cómo negar, por ejemplo, la capacidad de arrastre y movimiento de aguas del Paraná que hace que se filtren grandes cantidades de contaminantes?
No obstante, las grandes compañías transnacionales y sus aliados los capitales financieros, en su afán por producir más y así obtener mayores ganancias, incorporan nuevas tecnologías que poco tienen en cuenta la sustentabilidad de la naturaleza de la cual somos parte. Sin embargo, el crecimiento ilimitado, a largo plazo, es insostenible, ya que contradice totalmente a uno de los supuestos básicos de la economía: el de la escasez de los recursos. Es decir, si todos los habitantes del planeta pretendiéramos vivir bajo los niveles de vida del mundo consumista occidental, la Tierra no daría a basto, dado el desenfrenado uso de energía, materias primas y mercancías que tal empresa demandaría. Es una necesidad imperiosa que esta sobreexplotación de los recursos se detenga. Esto nos lleva a pensar que es imposible para la economía capitalista poder crecer sin provocar la pobreza y la degradación del medio ambiente, dado que el crecimiento económico siempre busca utilizar al 100% todos los recursos de la Tierra.
A raíz de lo anterior, proponemos un sistema basado en la conservación y el desarrollo sustentable del Delta. Pero para lograrlo, insistimos, es necesario estudiar las características de ese macrosistema.
- Economía y ecología: un vínculo necesario
El capitalismo actual presenta marcadas limitaciones respecto del desarrollo sostenible del ambiente. El sistema económico ha llegado a una fase en la que ha abarcado todas las regiones del mundo, absorbiendo cada vez más los flujos de energía y usando todos los recursos posibles. Estamos ante una situación de crisis ecológica sin precedentes y en un sistema social de producción que no cambia, pese a que el planeta está diciendo que no da a basto. Es preocupante el deterioro de las condiciones ambientales producto del funcionamiento de la sociedad, que genera una situación en la que la satisfacción de las necesidades del conjunto no es la prioridad; al contrario, los mayores esfuerzos están puestos en el beneficio de unos pocos, a partir del deterioro de unos muchos.
En el análisis macroeconómico la posibilidad de preservar y realizar una explotación sustentable de los bienes que nos brinda la naturaleza queda totalmente excluida. Actualmente, las condiciones ambientales, especialmente en lo que refiere al sector productivo, se intentan justificar con argumentos que dicen que como hay hambre en el mundo, tenemos que lograr la mayor producción de alimentos, lo que nos lleva a avanzar sobre las zonas aún desocupadas. Es cierto que hay hambre en el mundo, pero no es por un problema de producción, sino por un problema de funcionamiento de la sociedad, totalmente polarizado y desigual. En este sentido, es necesario que los economistas modifiquen urgentemente los actuales sistemas de medición, de lo contrario se podrían agravar las consecuencias sociales, económicas, ecológicas, sanitarias, etc. en las que se encuentra gran parte de la población mundial.