CONSERVACIÓN

Conservar el Delta, tarea de todos





  • Promover la conservación

El Delta del Paraná es una importante fuente de recursos naturales para nuestra región. Ello se debe a la gran reserva de agua dulce que posee y a la inmensa variedad de especies animales y vegetales que en él habitan. Sin embargo, el equilibrio natural entre los animales y los vegetales se puede romper por la presencia de materiales extraños en las aguas.
Para ser más precisos cabe señalar que el Río Paraná, por su capacidad de arrastre y movimiento de las aguas, es capaz de soportar mayor cantidad de contaminantes que otros espejos de agua. Sin embargo, en la zona de los humedales del Delta, la presencia de residuos domésticos, fertilizantes, pesticidas y desechos industriales a gran escala podría alterar considerablemente no sólo su calidad como elemento vital, sino también la flora y fauna. Así, algunas especies desaparecen, mientras que otras se reproducen en exceso.
Por lo dicho anteriormente creemos necesario que, para mantener el equilibrio ecológico de este bioma, hay que realizar acciones que tengan en cuenta su conservación. Es decir, no llegar al extremo de prohibir las actividades de producción en torno al Delta, sino realizarlas en tanto y en cuanto se lo preserve y no corra serios riesgos de modificar su dinámica natural.

  • Importancia del agua

El agua, origen y base de la vida, se ha consolidado como medio indispensable para cualquier alternativa de futuro y como uno de los grandes sustentos de la ecología y el medio ambiente. No existe actividad humana que pueda prescindir de este recurso vital. Pero, sin dudas, el problema de la falta de agua para los habitantes del planeta no es un problema de carencia, sino de mala gestión.
Se hace necesario crear una nueva cultura del agua, en la cual se priorice su uso como un derecho humano inalienable y se realice una gestión ecosistémica sustentable de este recurso, en lugar de considerarlo, como se hizo hasta ahora, como un mero producto mercantil sin tener en cuenta el daño ambiental que acarrea su mala explotación. Por ello, satisfacer las necesidades humanas respetando los términos económicos, ecológicos y políticos que impone el agua, conlleva un trato totalmente nuevo de este elemento.


  • Valorar el Delta

Las islas, nuestro Río Paraná y su flora y fauna tan diversas son un tesoro que debemos valorar. Con nuestro accionar desmedido, el equilibrio de los espacios naturales puede romperse muy fácilmente. Antes de actuar sobre ellos y hacer cualquier cambio hay que estudiarlo en detalle, respetando el círculo de la vida y la riqueza de la naturaleza. Sin dudas, tomar conciencia del valor del Delta del Paraná conlleva un gran desafío en el presente. Las medidas deben tender a utilizar dicho recurso lo más responsablemente posible. Antes de que sea tarde, es tarea de todos fijar límites de su uso como fuente de vida, en el marco de una preservación basada en la solidaridad generacional.

No hay islas improductivas, cada centímetro de ellas está lleno de vida.